Resumen
En la historia de colonización, esclavitud, migración forzada y racismo que han sido y son fundamentales para la construcción de las Américas, no hubo, de hecho, un único ‘acontecimiento’ ni un único ‘arribo’ que alterara simultáneamente los continentes. Estos arribos, tropiezos y accidentes de la presencia europea tampoco alteraron de la misma manera a los diversos y heterogéneos grupos indígenas. En otras palabras, las llegadas en serie de los españoles a las Américas no marca el fin inmediato ni el «colapso» total de las sociedades, sino un cambio drástico que afectó a las personas, sus familias y sus culturas en secuelas continuas y estratificadas de colonización, capitalismo racial y genocidio cultural. A partir la llegada de los españoles, hubo siempre resistencias, nuevos saberes entrlazados y prácticas lingüísticas y culturales que persistieron. Las generaciones de la llegada de los españoles, sin embargo, representaron un capítulo profundamente nuevo para muchos ciudadanos y habitantes de las Américas.
No hay un solo acontecimiento ni arribo o desembarco que haya alterado simultáneamente las Américas.1 Las llegadas en serie de colonos procedentes de Europa y de otras partes del continente americano no fueron el fin inmediato ni el “colapso”2” absoluto de las sociedades —sí fueron, no obstante, un cambio drástico que afectó a individuos, a sus familias, y a sus culturas en continuas consecuencias y repercusiones estratificadas de colonización, capitalismo racial3, y genocidio cultural. Tan pronto como llegaron los colonos, hubo resistencia, nuevos saberes4 y prácticas lingüísticas y culturales entrelazadas que persistieron y por las que se luchó. Las generaciones de la llegada española, sin embargo, representaron un capítulo profundamente nuevo para muchos ciudadanos y habitantes de las Américas.
Las estadísticas no siempre logran capturar la granularidad de las pérdidas. Es muy poco probable que lleguemos a comprender plenamente hasta qué punto la guerra, el capitalismo, la esclavitud y las enfermedades cambiaron a las poblaciones de las Américas. Los estudiosos han debatido durante más de un siglo sobre la pérdida de vidas entre 1492 y 1900. Académicos han intentado reconstruir la cifra analizando la capacidad de carga de la tierra (o cuántas calorías puede suministrarle a una población cada parcela de tierra cultivada),5 o cuantificar las densidades de población relativas y multiplicarlas por el espacio,6 o utilizar un gran conjunto de datos del censo colonial 7 para estimar cuántas personas vivían en todo el mundo colonial. Si bien todas imperfectas, sus estimaciones revelan que, a través del genocidio, las enfermedades y la violencia, la gente perdió la vida de formas complejas y drásticas, que culminaron en un genocidio hemisférico de “proporciones inigualables”.8 Incluso las autoridades coloniales españolas estimaron que un siglo después de la presencia española, casi un tercio de las poblaciones indígenas habían fallecido.9
En la actualidad, existe consenso que sostiene que la población indígena de las Américas se vio diezmada hasta en un 90% tras la colonización, cifra que señala la disminución de casi 100.000.000 de personas a sólo 10.000.000.10 Las enfermedades desempeñaron un papel enorme en esta diezma, pero no deben considerarse como una categoría separada. Más bien, las enfermedades deberían considerarse una forma más elusiva de guerra biológica, un arma del arsenal de la colonización. Como sostiene Roxanne Dunbar Ortiz, las enfermedades por sí solas no generaron la disminución: sólo a través del escenario de la guerra, el trabajo forzado y la revuelta se optimizaron las condiciones para que las enfermedades proliferaran y tomaran el control de la población.11 Tampoco corresponde negar las consecuencias. Massimo Livi Bacci sostiene que, además de los abusos, la alteración sistemática de la vida amerindia mediante la disolución de los lazos familiares, económicos y sociales provocó una inmensa declinación demográfico.12
La institución de la esclavitud y la servidumbre y su integración en el extractivismo capitalista fueron fundamentales para las condiciones de pérdida. Entre 1501 y 1650, se calcula que 726.000 africanos fueron secuestrados y esclavizados en América por las élites portuguesas y, más tarde, holandesas.13 Esta cifra se ve eclipsada por la subsiguiente época de esclavitud, en la que las élites inglesas y francesas que controlaban las plantaciones de azúcar y tabaco secuestraron y esclavizaron a unos 4.800.000 de personas del continente africano. En el siglo siguiente, hasta 1866, aunque sin detenerse del todo, otros 5.100.000 de personas fueron vendidas como esclavas y traídas a América.14
La ciudad de Potosí, en la actual Bolivia, se convirtió en la mina de plata más grande del mundo a mediados del siglo XVII, y también en una de las ciudades más grandes del mundo. En más de tres siglos de explotación minera, se calcula que murieron 8.000.000 de indígenas de la región que hoy día conforman Perú, Bolivia y África Oriental debido a las condiciones de inseguridad de la minería y el trabajo.15
Hablar de un momento poscolonial desdibuja los continuos colonialismos internos16 que llegaron a abarcar los sistemas económicos y sociales. La historia de las Américas y de los mundos actuales que habitamos, está imbricada en lógicas de colonialidad. Al mismo tiempo, también debemos ser conscientes de que la colonialidad se negoció a menudo y fue y es una relación continua. No podemos pensar simplemente en los órdenes coloniales como exportaciones perfectas de un sistema a otro, sino más bien como sistemas que surgieron en respuesta a, en apropiación de, y a veces en tándem y alianzas con sistemas indígenas.17 Nuestro orden mundial actual, las naciones y la autodeterminación también son producto de las revueltas, la resistencia y la lucha por la justicia.
Bibliografía
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Como señala el académico David Truer: “la colonización de Norteamérica suele verse como una lucha binaria, una serie de conflictos entre indios y colonos. Pero ante el hecho de las enfermedades, la hambruna y los desplazamientos, el conflicto se produjo a lo largo de múltiples vectores. Algunas tribus se aliaron con otras tribus para luchar contra otras tribus más; las potencias coloniales establecieron alianzas con determinadas tribus contra otras tribus y contra otras potencias coloniales.” Véase David Truer (2019). Algunos grupos indígenas ganaron más autoridad bajo el control español cuando se produjo la caída de algunos reinos indígenas como el imperio Inka. Véase Malpass, Michael A., y Sonia Alconini: “Provincial Inka studies in the twenty-first century.” Distant provinces in the Inka Empire. Toward a deeper understanding of Inka imperialism (2010): 1-13. Otros datos demográficos fueron mucho peores: al analizarlos desde la lente crítica del género, las mujeres indígenas sufrieron de diversas maneras, y en la lógica colonial fueron convertidas, legalmente, en propiedad de los hombres. Véase Englert 2022: 45. ↩︎
Muchos catedráticos se oponen al término “colapso” porque evoca ideas de total desdibujamiento. Muchas veces la idea del desdibujamiento absoluto de las poblaciones se ha utilizado contra los indígenas sobrevivientes de la violencia colonial. En concreto, muchas autoridades coloniales utilizaron el término para apoderarse de las tierras de los pueblos y de los sitios y artefactos de su patrimonio cultural bajo el supuesto de que no quedaba nadie para cuidarlos. Esto es falso, y muchos siguen luchando para recuperar las tierras y los objetos del patrimonio robados y, en muchos casos, su propia autonomía corporal. Para saber cómo afectó esto a la tierra y el territorio, véase Ailieen Moreton-Robinson: The White Possessive: Property, Power, and Indigenous Sovereignty. Minneapolis University of Minnesota Press (2015). Sobre cómo las nociones acríticas de “hibridez” han privado de derechos a los pueblos indígenas, véase el trabajo de Kimberly Tallbear y Jenny Reardon, especialmente “Your DNA is our History”: Genomics, Anthropology, and the Construction of Whiteness as Property. Current Anthropology. V 53 no Abril 5, 2012: S233-S245. ↩︎
El término “capitalismo racial” es un famoso término acuñado por el teórico Cedric Robinson. El término se refiere a cómo los sistemas actuales de capitalismo no pueden divorciarse de las historias de esclavitud, y cómo las condiciones económicas desiguales se forjaron cada vez más en torno a las percepciones sociales de la raza. Véase Cedric Robinson Black Marxism: the Making of a Black Radical Tradition. Chapel Hill: University of North Carolina Press.1983. ↩︎
El término “conocimiento trenzado o entrelazado” procede de Projit Mukharji, y se refiere a la forma en que el entendimiento, las prácticas y los conocimientos a menudo se influyen mutuamente de tal modo que se entretejen en algo nuevo. Projit Mukharji Doctoring Traditions: Ayurveda, Small Technologies, and Braided Knowledges. Chicago: University of Chicago Press. 2016. Véanse también los estudiosos que escriben sus críticas sobre la noción de “hibridez” en la que se ven dos partes distintas que se unen. Muchos señalan el hecho de que clasificar las prácticas y las ideas como sólo indígenas o españolas en realidad nos perjudica, ya que entonces no tomamos el arte, la religión y las visiones del mundo como algo integral, sino más bien como algo sincrético. Véase Carolyn Dean y Leibsohn “Hybridity and its Discontents: Considering Visual Culture in Colonial Spanish America” Latin American Review volumen 12 no 1 (2016):5-35. ↩︎
Algunos estudios sugieren que después de que las áreas fueron abandonadas con posterioridad a 1492 y las tierras se volvieron improductivas, hubo cantidades reales medibles de absorción de carbono, en que el crecimiento de árboles y plantas realmente impactó la cantidad de CO2 en la atmósfera. En este caso, a través del registro que la tierra mantiene en sus núcleos de hielo antártico y en los registros de polen, es posible entender cómo la capacidad de carga de las tierras debe haber sido tan enorme que lo que se ha denominado “gran muerte” de personas, haya dejado rastros atmosféricos. Véase Alexander Koch et al, “Earth system impacts of the European arrival and Great Dying in the Americas after 1492”, Quaternary Science Reviews, Volumen 207, (2019):13-36. ↩︎
Denevan. William M. Estimating the Native Population of the Americas in 1492. Madison: University of Wisconsin Press. 1992. ↩︎
William Denevan, the Native Population of the Americas in 1492. Madison: University of Wisconsin Press. 1992:14. ↩︎
Englert, Sai. “Accumulate, Accumulate!” In Settler Colonialism: An Introduction, 26–78. Pluto Press, 2022. ↩︎
Englert Settler Colonialism: p35. ↩︎
Fue un desastre de tal magnitud que el ejemplo a menudo citado de la peste negra del siglo XVII en Eurasia “palidece completamente en comparación” David Reher “Reflections on the Fate of Indigenous Populations of America” Population and Development Review 37 no. 1 (2011): 172-77. ↩︎
Roxanne Dunbar-Ortiz, An indigenous peoples’ history of the United States. Vol. 3. Beacon Press, 2014. ↩︎
Massimo Livi Bacci Conquest: the Destruction of the American Indios. Traducido del italiano por Carl Ipsen. Cambridge, UK and Maiden, MA: Polity 2008. ↩︎
Englert Settler Colonialism: pp 58-59. ↩︎
Englert Settler Colonialism: pp 58-59. ↩︎
Englert Settler Colonialism: p 46. ↩︎
Anibal Quijano “Coloniality of power and Eurocentrism in Latin America." International sociology 15, no. 2 (2000): 215-232. ↩︎
Moreton Robinson The White Possessive. ↩︎